domingo, 19 de octubre de 2008

Cómo crear un perfil en Facebook (parte 1, foto)

¡Ah, usted ya tiene un perfil en Facebook! ¿Y quién no? Me parece que sólo los recién nacidos o los mayores de 115 años carecen de un perfil en Facebook. Yo me refiero a un perfil acorde con sus logros y sus ambiciones, que deben ser casi nulos ¿no? Como los míos. Si es así, usted debe borrar su membresía y crear otra, o reformar la que tiene según las pautas que le daré.

Olvídese de usted mismo

Usted debe hacer un ejercicio de imaginación, no de cómo quiere ser (porque ser como uno quiere es muy difícil). Usted tiene que visualizar cómo quiere que la gente crea que usted es. Es decir, lograr un personaje, un alter ego que resuma lo que deseamos lograr en la vida pero nos da una pereza tremenda emprender. Las fotografías son todo. Ya hemos publicado una entrada sobre cómo Photoshop nos lleva a un mundo visual ideal. Usemos estos conocimientos.

Bien, veamos el ejemplo de un cliente a quien asesoré para que tuviera un perfil de oro en Facebook. Este es una foto original de mi cliente:

A ver, frente amplia, ojos (realmente) hundidos, pómulos pronunciados, en fin: un bicho horrible. Un ser humano con esta cara no atraería más que degenerados y sicópatas a su perfil de Facebook.

Por eso me llamó, como experto en redes (anti)sociales que soy, para que ayudase a su monstruosa humanidad a tener amigas lindas, como esas muchachas de la alta sociedad que dedican 23,5 horas diarias a averiguar en Facebook qué tipo de queso o de Chica Superopoderosa son.

Mi primer punto de atención: los ojos, el espejo del alma.

Busqué en la güé unos ojos agresivos, pero sólo encontré los de un gato. Bien ¿y quién se va a dar cuenta, a menos que sea un ratón?

Mi cliente insistía en que él tenía una gran belleza natural y que todo este engaño con Photoshop era innecesario. Eso me lo dijo cuando lo visité en la casa de reposo. Tuve que aflojarle un poco su camisa de fuerza para convencerlo. Luego de intensa medicación, entró en razón y yo seguí con mi trabajo.

Próximo paso: ponerle labios nuevos, pero no de un cachicamo o de un pez espada, sino de un humano. Ése es el siguiente consejo que le doy: no coloque más de dos elementos animales en el rostro que quiere modificar. Puede colocarle una oreja de coliflor o incluso de un grifo de agua, pero no lo transforme en un zoológico.

Le inserté un piercing debajo del labio para dar una imagen más juvenil. Mi cliente tiene 75 años, pero yo prometí bajarle la edad a 25. Claro, bajo la medicación aceptó pasivamente que esto podía lograrse.

Volví a la mesa de trabajo. Me dije que con tantas arrugas lo de 25 años sería difícil de sostener, a menos que lo sumiera en sombras y colocara a 500 metros de distancia. Pero no, así no se conquistan chicas en la güól güai güé. Hay que dar la cara, de frente, como el joven al principio de este artículo.

Tomé su cabeza y la estiré como una masa de pizza. Le pasé el dedo por la cara pero no el mío, jamás cometería esa asquerosidad. Usé un dedo virtual en Photoshop que le quitó como 50 años de encima.

No obstante, mis 455 puntos de cociente intelectual a veces fallan un poco (sobre todo porque 450 de esos puntos los dedico al vicio, no a la satisfacción de mis clientes) y debo decir que todavía no encontraba el toque maestro.

Mi cliente (que tiene escasamente 35 puntos de C.I. lo cual no le impide ser ministro del gobierno) me llamó para advertírmelo.

¡Ah claro, el cabello! ¿Por qué no empecé por ahí? A ese hombre hay que sepultarlo en pelo para que la imagen se realce en la medida que se esconda.

Mi flojera (la verdadera "fuerza" que me mueve) hizo que lo resolviera un poco irresponsable pero rápidamente. ¡Arriba la eficiencia, abajo la calidad!

En vez de dibujar el cabello y ponerle bigotes hebra por hebra, acudí a un modelo (que encontré en gúguel) ideal, un caballero que me prestó la cabellera perfecta para un playboy de este calibre. Por cierto, es un donjuán también, aunque sus muchas enamoradas afirman que termina con el rabo entre las piernas.

Le puse la peluca de Frufrú, unos mustachos que le recorté a Pancho Villa y ¡listo! Como ven, la falta de diligencia tiene su lado bueno. Ya lo dijeron Les Luthiers: "La pereza es la madre de todos los vicios y como madre hay que respetarla". Yo para no trabajar soy capaz hasta de trabajar. ¿Epa, qué fue lo que dije?

De aquí en adelante todo es cuesta abajo (por lo fácil y quizá por lo desastroso también). En todo caso la belleza está en los ojos de quien la aprecia, así que convoqué un focus group para evaluar los resultados.

Las pocas mujeres que no huyeron, resumieron la fotografía con las siguientes palabras claves:

- Bigote agresivo.
- Cabello a la moda (de 1963).
- Cejas entre-salidas.
- Edad probable: 30 años (en cada ojo).
- Mirada felina,cabellera perruna.
- Probablemente buscado por la DEA.

En todo caso, previendo que el fisiculturismo sería el toque maestro de mi trabajo, busqué (cual Frankenstein moderno) un cuerpo para mi creación, un cuerpo discreto con cierta definición muscular pero no demasiada.

Vean la foto adicional que le hice para que inaugurara su álbum. Sentí hasta envidia y casi la tomo para mi propio perfil. Pero nada, me dio lástima el pobre viejito en la casa de reposo.

Las leyendas fotográficas

La palabra lo dice todo: "Leyendas". Son mentiras, imaginerías de gente muy ambiciosa pero de pocos logros, como yo. De modo que a la hora de poner leyendas a sus fotos lo menos importante (y en realidad, lo más contraproducente) es la verdad.

A la extraordinaria foto fisicultorista que le armé a mi cliente (quien, posterior a ser diagnósticado con delirio de millonario me hizo un cheque por diez veces el monto acordado) le coloqué la siguiente inscripción:

"Yo en el World Bodybuilding for Dummies and Ex-convicts, celebrado en Ayabalababa, Emiratos Árabes Unidos, Golfo Pérsico".

En entregas futuras les seguiré hablando de cómo manipular las fotos, sobre todo para colocarse al lado de actrices y modelos que jamás se acercarían a gente como mi cliente.

También les diré como posar frente a la Torre Eiffel, las pirámides y dentro de la Mansión Playboy. ¡Ah, y si usted es un Hugh Hefner falso, quizá le convengan unas conejitas falsas a su lado! ¡Todo con un atractivo descuento!

2 comentarios:

  1. Yo quisiera ese cuerpo pero con la cara del Frufrú. Después de todo mi esposa no hace otra cosa que llamarme "perro" todo el tiempo.

    Tribilín P. Román

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  2. Quiero su asesoría inmediata, soy un chavista de la AN más feo que pegarle a la mamá y ninguna chica bonita escuálida me quiere. Requiero sus servicios con urgencia.

    Anónimo porl os momentos pero pronto reaparezco magistralmente en Feisbúc.

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