viernes, 3 de octubre de 2008

¿Por qué la arquitectura de información?

A mí el término "arquitectura de información" me caía mal, me sonaba presumido. No obstante, invitado a una fiesta de mi vecina (bueno, está bien, me colé pero muy elegantemente) alguien presumía de ser ingeniero geneticista.

Cuando en la ronda me tocó a mí: "Y tú ¿qué haces?" no hallaba qué decir, porque en realidad no hago nada productivo o sí, pero no puedo decirlo en público (ustedes saben, mis esquemas con las tarjetas de crédito y las donaciones, no vaya a haber un funcionario policial encubierto). En fin, le dije con aire desinteresado la primera cosa estrambótica que se me ocurrió: "Soy arquitecto de información".

Listo. Mi vecina dejó de hablar con el fastidioso ése del suéter verde y se me acercó. Otras personas me dedicaron valiosos segundos de atención. ¿Arquitecto de información? ¿Y qué haces? ¿Es muy complicado? En ese momento descubrí mi profesión, me gradué, pues. Al día siguiente encargué unas tarjetas de presentación y me prometí estudiar el término, su significado y sus implicaciones.

Bueno, no lo hice, lo fui dejando y me dio mucha flojera después. Pero ¿para qué? La misión de la arquitectura de información es muy sencilla. Construir un edificio o un puente pero de información. Clase concluida.

Volvamos a mi vecina. Le gusta la ecología y le impresiona la arquitectura de información... y es bella. ¿Qué hace cualquier hombre con sangre en las venas? Pues lo que yo hice: un sitio web sobre ecología, para invitarla un día a mi casa y explicarle dónde está la arquitectura de información en todo esto.

¿Y cómo me las arreglo si no sé nada al respecto? En una entrada siguiente se los digo... Por los momentos les dejo mi tarjeta.

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